3.6.13

Las libertades de la muerte

Me gustaría pertenecer a una cultura de esas en las que la parca está más integrada y aceptada en la vida y costumbres. Pero ya que estoy en esta, a veces juego con ella (aunque la mayoría, juega ella conmigo)y me aprovecho de su sombra. Es en esos momentos en que sientes un miedo, racional o no, a un fin inminente y te pones a pensar qué harías si fuera verdad.

No sugiero que hagamos todo lo que nos venga a la mente, porque habrá cosas que de seguir aquí, no convendrían, pero hay otras, no sé si muchas o pocas o tal vez una, que es buahhhh, cómo definirlo, ¡como una bomba de semillas!, una explosión de vida: salta como un resorte el instinto o el corazón, encogidos por vergüenza, miedo y veinte mil estupideces más y nos dice claramente lo que necesitamos. Como por ejemplo..., o no, creo que no voy a poner ningún ejemplo, me apetece hacer un modesto experimento para el que solicito nuestra colaboración.

Sería poneros en situación y dejar que hable vuestro instinto y vuestro corazón, creo que es más interesante que lo que puede decir la mente, muchas veces tan confundida la pobre. Y propongo que lo hagáis sin firmar al dejar el comentario, o sea, de forma anónima, porque creo que es la única forma de realmente decir la verdad, pero si alguien quiere firmar, adelante. Sin dar muchas vueltas, lo primero que salga. Creo que puede ser muy interesante. ¡Ánimo!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, esto es una prueba, que me han dicho que no se podían dejar comentarios.
A ver...

Anónimo dijo...

El acufeno suena. No oigo el silencio. ¿Por qué siempre añoramos lo que no tenemos?

Anónimo dijo...

Da la impresión de que lo planteas desde la ansiedad vital, como un ideal.
Estoy con el anónimo de arriba, no creo que se trate de lo que no tienes o lo que necesitas, en un momento así es mas alcanzar la lucidez de ver lo que tienes en tus manos y no has valorado lo suficiente.

Certero haiku, por cierto...

Reportera de Interiores dijo...

Anónimos, gracias por vuestra aportación. Anónimo 2, estoy contigo en lo del haiku. Y bueno, en cuanto a la ansiedad, me temo que sí, que pensar en la muerte no me relaja precisamente. Me parece muy bonito e interesante lo que comentas de la lucidez, pero también muy difícil llegar a ese punto. Como todo, creo que también es cuestión de educación.

Anónimo dijo...

A mii me ha dado por pensar que no puedo hacer mi trabajo. Cada vez que enfrento un nuevo reto profesional me sale esta venilla del infierno que como es muy comodona me dice que no puedo hacer algo en vez de enfrentar el reto.
Lo peor o mejor es que suelen ser retos que me gustan que me llenan y que me ayudan en mi vida profesional )que por otro lado me encanta) pero saco esa venilla del demonio o ese resolte maldito.
Basta de ser comodona, basta de ir con la cabeza gacha por la vida, hay que enfrentar las cosas que vengas y si son buenas con más razón.
Tengo que callar a la personita esa que hay en mi que me dice que no puedo hacer algo, que lo haría mal, que no sirvo.
Comienzo a entender aquello de coger el toro por los cuernos!

Lu dijo...

La muerte, esa presente desconocida.
Yo siento en ella y, pienso en ella desde imaginar la mía hasta la de una persona muy querida y, por supuesto, la visión cambia, esos sentí-pensamientos me llevan y me traen a otras reflexiones, (qué sociedad tenemos que a los mayores al final de sus días blablabla, qué harán sin mí blablabla, cómo viviré con el agujero del dolor cuando blablabla... Y siempre concluyo en que agradecería tener una mágica explicación para resolver mi ¿y después?.... Porque narices seré átea.

Reportera de Interiores dijo...

Muchas gracias a las dos aunque con un poco de retraso. Me alegro de que os haya apetecido reflexionar aquí. :)