21.1.14

"...se levanta la prohibición de hablar con gente desconocida..."

Necesitamos un bando mundial que nos libere. Algo así como: “Por orden del señor alcalde del planeta Tierra se levanta la prohibición no expresa de hablar con gente desconocida.” No sabemos quién la impuso, pero da igual. Millones de personas de todo el mundo están en este instante buscando pareja en la red. Millones de seres como tú y como yo, sí, como tú y como yo, porque cuando empezó el fenómeno y eran cuatro gatos los que frecuentaban estas páginas se podía decir aquello de “buah, son unos frikis, ocultan algo”, etc. Pero ahora que son millones creo que casi todos tenemos algún amigo o conocido que ha encontrado pareja por internet o al menos la ha buscado.

Millones de mujeres y hombres pegados a una pantalla mirando un catálogo interminable de posibilidades. Hablando con fotos y letras. Intentando adivinar qué aspecto tendrá su cara cuando empiece a gesticular, cuando se empiecen a unir los ojos de la foto con las palabras del mail y con vete tú a saber qué voz. Qué hacer si nada más aparecer "tu posibilidad" sientes que no te apetece ni empezar una conversación…

Al mismo tiempo, y en el mismo planeta, millones de personas se cruzan: en la calle, en el autobús, en la biblioteca, en el restaurante, en el parque… Millones de personas gesticulantes, con toda su energía viva, su voz al alcance de la mano… Muchas de ellas, seguro que se han quedado alguna vez con ganas de hablar con alguien que ha aparecido en su camino. Creo que nos ha pasado a todos más de una vez. ¿Y por qué no? Ya sé que siempre hay lanzados que lo hacen pero son una minoría. ¿Por qué no? ¿Por qué está mejor visto atravesar una pantalla para llegar al otro, que ir directamente a hablar con él sobre tierra firme? Podemos acercarnos virtualmente con todos los permisos en regla, pero ojo, no lo hagamos cara a cara que nos llamarán locos, atrevidos, casquivanos…

Me dan ganas de lanzar aviones de papel por toda la ciudad con frases que animen a la gente a que lo haga, que digan que está permitido, que incluso sería muy sano. Una lluvia de aviones de papel que nos abra un poco los ojos. Sería una minúsculo grano de arena, lo sé, un darme el gusto, nada más, en realidad. Como siempre, la solución para esto es la educación, pero ¡la educación tiene ya tanto trabajo y los que la dirigen tan pocas ganas de cambiarla, que podemos empujar nosotros un poquito!…

Quizá os suene raro, a mí misma me lo parece por momentos, pero creo que lo extraño es lo que vivimos ahora, esta costumbre de hacer que no nos vemos, de cambiar la mirada si vemos que va a chocar con otra. Esta costumbre de parecer productos industriales, envasados cada uno en su bolsa individual para no mancharnos, para no rozarnos, para no contaminarnos con el calor de los demás. Con el amor de los demás. Para que incluso llegue a parecer que no existe.

2.1.14

No dejemos al 'gran año nuevo' que se coma a los PEQUEÑOS BELLOS DÍAS

Por más ritos y propósitos y listas que uno haga, el año nuevo será viejo si día a día, minuto a minuto, no se cambia algo sustancial. Hay mucha literatura al respecto, cada vez más, pero no sé si ayuda tanto. Es muy fácil enumerar fórmulas para todo, es agradable leerlas e inflarse con la sensación de que lo vamos a hacer, y crecernos, e incluso empezar: "Hoy he corrido 1 horita y ayer también :)))". Mantenerlo es un capítulo aparte.

A mí muchas veces me parece un misterio o un milagro cuando consigues algo que llevabas meses o años intentando o pensando, que aunque no es lo mismo en ocasiones lo vivimos como si lo fuera. Uno quiere, ¡sí!, ¡¡se lo propone!! ESTÁ DECIDIDO, ¡EMPIEZA!Y..., ¿dónde demonios se me ha podido perder la constancia, que hasta ayer la tenía por aquí, entre el chándal y el mp3? Y una espiral de culpas, intentos, logros, caídas... nos atrapa.

Yo dejé de fumar hace unos doce años. Llevaba mucho tiempo sin poder..., hasta que pude. ¿Qué fue lo que realmente hizo que lo consiguiera? Tengo algunas ideas, pero en el fondo no lo sé, probablemente eso que hice en otro momento no me hubiera funcionado. Somos una conjunción de tantas cosas.

No es mi intención en absoluto desanimar, pero sí creo que merece una reflexión, y ojalá tuviera yo la respuesta, esta fiebre de empezar cosas fantásticas a primeros de año que luego abandonamos a la vuelta de la cuesta de enero, exagerando un poco. Quizá la solución, en esto del ejercicio en concreto, sea una mezcla de hacer lo que a uno más le motive con no perder de vista que implica esfuerzo sí o sí y que por mucho que motive muchos días no vamos a tener ninguna gana de hacerlo, porque hay otras mil quinientas cosas esperando y si son sólo dos, son mucho más atractivas. Iré compartiendo mis pequeños descubrimientos, de momento soy sólo un aprendiz.

Supongo que es inevitable hacer cierto balance cuando un nuevo dígito nos dice que el tiempo pasa a lo grande. Puede ser provechosa, desde luego, una vista panorámica de nuestra vida en un año, pero en cuanto a propósitos, yo creo más en las metas pequeñas y constantes: hoy me levanto, me reciclo, me sonrío y empieza todo otra vez. Así que os deseo: ¡¡FELIZ DÍA NUEVO!!, de este año que empieza. Impone menos, ¿verdad?