9.6.14

El Amor: esa Bomba de Construcción Masiva.

Interior. Exterior. Revolución. Vida. Expresión. Poder. Egossss.

Y un lugar donde otra forma de entenderse es posible. Quizá es un minúsculo escondite dentro de cada uno, un rincón íntimo y sin defensas, donde el amor anda desnudo y no cabe un enfado.

Quiero llegar hasta él, lo acabo de saber en este instante, es mi última vocación. Quiero descubrir la forma de viajar a ese recóndito paraje humano.

¿Por qué? Porque ahora que la revolución exterior me ha llamado y me hace sentir una explosión de entusiasmo que no quiero que termine, me entristece muchísimo ver las pequeñas luchas que impiden tantas veces avanzar. Esos egos bien criados que hacen saltar chispas. De acuerdo, no sabemos hacerlo de otra forma, no nos han educado para ello. Pero probemos...

¡¡Probemos cosas nuevas!!, arriesguémonos a:

No tener razón. El ego nos juega muy malas pasadas y nos perdemos muchas veces por ser el mejor, el más, el más, el más...  Para construir algo común conviene diluir un poco con humor-y-amor, ese intolerante que es el ego. Bajar la guardia, no defendernos tanto..., si estamos todos en el mismo barco... Escuchar, por loco que parezca lo que alguien diga, escuchar... No atacar. Es la otra cara de bajar la guardia. Si todos lo hacemos a la vez es mucho más fácil. Sí, siempre andamos con eso de "pero y si bajo la guardia y me atacan", claro, así es imposible. Alguien tiene que tirarse a la piscina... ¡Venga, yo! Y yo, y yo, y yo... Bien, ya somos unos cuantos. Siempre va a partir de un "yo", de uno mismo, porque si decimos, "venga, sé tú, empieza tú, baja la guardia", eso no puede funcionar. Es uno el que tiene que hacer ese gesto de entrega, entonces otro lo ve y se suma, o tal vez no, pero es la única forma de intentarlo.

Con esa actitud se puede dialogar: todos podemos, sólo hay que proponérselo y ejercitarlo. Y es que el amor es la mayor Bomba de Construcción Masiva que se conoce. Pero nos da miedo porque no conocemos el alcance de semejante revolución. Nadie está preparado aparentemente para tanto buen rollo, no tiene muy buena prensa, parece que es más digno estar enfadado, ¿no es verdad? Además qué haríamos con toda la rabia. No os preocupéis, ya le buscaremos un hueco..., pero no tiene por qué llevarse todo el protagonismo.

Como hay mucho escéptico por ahí me voy a permitir apoyarme en las palabras de alguien mucho más sabio que yo y mucho más conocido. Cuando le pregunté a Jose Luis Sampedro por la revolución interior, habló entre otras cosas de amor: